martes, abril 28, 2009

El Guardián de tus recuerdos.

Soy el guardián de tus recuerdos, el vigía de tus sueños, soy el que vela tu noche, guardando la puerta de los desvelos, de tu letanía, acariciando a la madrugada para que la nocturnidad de tu lecho te abrace con dulzura y cariño. Soy el guardián de tus sueños, cancerbero de lo onírico, siempre vagando entre lo real y lo irreal para guardarte de los monstruos que amenazan en el fondo del armario, siempre miro debajo de la cama y aguardo a que duermas mirándote incansable. Soy el centinela en tus sábanas, quien te abraza cuando tienes frío y abre la ventana si padeces calor, soy el creador de tus fantasías con el polvo de las musas de la imaginación creando bellos mundos azules y verdes donde puedas descansar tu mente cuando duermes, soy el primer aliento cuando despiertas, el que cierra la puerta de los países extraños a los que viajas. 

Yo, soy el guardián de tus recuerdos, me enfrento a grandes dragones y poderosos enemigos cada noche para que nada perturbe tu descanso, soy el que enciende la luna y las estrellas para que te iluminen en el viaje. Yo, soy el vigía de tus sueños, vivo en la penumbra y te beso en la frente justo antes de despertar para salir por la ventana cuando el alba asoma la cabeza. Yo soy el guardián de tus noches, y con mi espada defiendo tu corazón de cualquier dolor noctámbulo. Yo soy el príncipe que siempre te rescata en el último momento, soy Romeo saltando a tu balcón con bellas palabras, soy el bohemio artista que te dibuja desnuda a la orilla del Sena, soy el alegre argentino que te seduce bailando un tango en una playa desconocida, soy el caballero que sobrevive a un fiero duelo por tu amor, soy el guardián de tus recuerdos

domingo, abril 19, 2009

Pelo Rojo, Esperanza Roja


Las noches trascurrían vivas, llenas e infinitas, todo parecía eterno, todo era etéreo, cristalino, tu pelo teñía con su rojo el cielo constipado de estrellas luminosas y grandes, sonaba Elvis en el coche, y con su Love Me Tender nos metíamos mano con la indecencia de quinceañeros, el verano nos abrasaba la piel y la desnudez nos hacía vibrar en el río, todo era perfecto, tus ojos gritando al cielo y tu risa recorriendo las calles vacías, yo me sentía inmortal al tocarte y parecía volar en espiral con cada beso, tú, tremenda y guapa, tan bella que a cada momento que pasaba me parecía verte levitar, alzándote hacia tu olimpo como una diosa griega. Eran días que ahora recuerdo sin poder evitar llorar de amargura, verte sonreír era el oxigeno y los paseos, las noches tumbados en la hierba era el agua, no hacia falta comer sólo vivir en tus caricias, mirarte desde lejos y sentir que el mundo giraba en la palma de mi mano, y a cada lágrima se le unía un suspiro, una esperanza de que todo era posible, de que la esperanza existe más allá de lo que nuestra mente podía imaginar. Y cuando nuestra piel se hacía una, el cielo y la tierra se disolvían en uno con el cántaro mágico de Iris y sus alas doradas, veíamos el océano en la panza de una piedra y el amor en cada esquina y los besos en cualquier sitio, retozar en la playa y la arena en los bolsillos, todo valía, todo era posible, después llegó el nubarrón y todo se fue con la lluvia. 

Ahora el tiempo ha pasado, la desidia a hecho estragos y todo es gris, ahora que ya he perdido el pelo y que mi corazón pasa sus días en el inem, ahora que sé que mi alma también puede llorar y que lo que es uno siempre puede volver a ser dos, ahora que ya no tengo tu cabellos rojizos, el caoba perfumado a hierba y a risas, al azahar de los naranjos y al rosa del melocotón, ahora que no me quedan versos y que agotaste toda la poesía que había en mí, ahora que el alcohol ya no me puede enseñar nada y que la noche se volvió mi enemiga, ahora que tú ya no estás, ahora que sé todo eso, ahora, que sé, que ya no hay esperanza, que en realidad, la esperanza nunca existió, que todo fue como un sueño, algo onírico, que nada existe y lo real nunca lo es, y que la esperanza sólo fue a lo que me agarré para sobrevivir, sólo fue roja esperanza.   




Desde que llovió la nube nunca se fue, sigue sobre mí y sólo me queda recordar las cosas buenas porque las malas las sigo viviendo una y otra vez, una y otra vez, como una pesadilla incansable en la que nunca despierto, y sólo despierto cuando vienes a verme, descolgándote del techo por las cortinas como un fantasma, con tu vestido rojo a juego con tu pelo y con el marrón de tus ojos invadiendo mi cama como un ejercito rabioso, te acuestas a mi lado y me vuelves a acariciar con tus manos gélidas, me estremezco y te vuelvo a añorar, te pasas la mano por el pelo y veo la cinta que te regalé, aquella cinta roja que siempre llevaba atada a mi guitarra, te recoges el pelo con ella como lo hacías antes y me vuelves a seducir, porque dejaba tu cuello al descubierto y siempre sonreías cuando yo te miraba, y entonces dejas tu caer tu cabeza en mi pecho y ríes y cuando soy más feliz despierto y empieza a llover de nuevo en mi habitación, empapado, con el corazón calado hasta los huesos y el alma en cueros vivos ya no te encuentro, miro la guitarra y la cinta roja no está, entiendo que te fuiste y mi esperanza, mi roja esperanza se fue contigo. 

miércoles, abril 15, 2009

Adios Chache.

Hoy se ha ido Pascual, hoy se ha ido mi chache Pascual, es duro decir que a mí no me duele porque soy de los que piensan que ha ido a un sitio mucho mejor. Pero mucha gente, porque era muy querido, lloraba sin parar, las rostros eran desgarradores, retorcidos de dolor pensando en la ausencia que ahora se hará mucho más pesada. Durante todo el día he intentado mantener la calma, guardar el dolor pero ha sido muy díficil y cuando he roto a llorar en la omilía me he acordado de él, no como estaba en el hospital, ni siquiera ahí tendido en esa fría caja de madera sino como era él, con una sonrisa tan contajiosa que hasta los sordos se reían a su lado, pasará lo que pasará te recibía sonriendo incluso estando enfermo enconjía sus hombros y te sonreía. No era un santo, pero si era buena persona. Y hasta a la hora de irse me ha contagiado su sonrisa, incluso cuando le daban sepultura, el cielo negro y el sol se han juntado para que el arco iris asomara por la puerta de su panteón, y eso solo lo podía hacer mi tío, y no me quedaba otra que reirme y sonreir y ahora recordar como era y como me hacía sentir cuando sonreía. 


Pascual Saorín Saorín.   Descanse en Paz. 

sábado, abril 11, 2009

El Andén

Siempre hay días para sentirse bien, siempre hay días para ser feliz y siempre hay días para estar triste, sin motivo, sin nada que indique, sin un por qué o quizás si hay un motivo pero es mejor dejarlo en el fondo donde la oscuridad lo tapa todo y donde siempre hace frío. Hoy es uno de esos días, el cielo está gris, un gris tan hermoso, un perfecto día de lluvia, pero hoy hubiera preferido sol, hoy me pone triste ver el tintineo del agua en las ventanas y empiezo a sentirme como una gota que cae al océano y se pierde en la multitud del agua salada. Así me siento,  así vivo, unos días bien y otros cansado de ver el mundo pasar, invisible e imperceptible como una gota de lluvia en un mar salado, y cuanto más personas veo y con cuanta más gente estoy más solo me encuentro, a veces pienso en saltar y coger todo aquello que necesito de este mundo pero entonces viene el vacío, la nada imperecedera y casi cuando rozo con mis dedos aquello que quiero empiezo a caer una y otra vez. Despierto de nuevo en mi habitación e intento acallar las voces con mi guitarra pero no resulta. Con cada canción viene la paz a mi orilla pero al terminar el mar vuelve a su sentido originario y la soledad vuelve a mí dejándome sólo el olor a sal. Muchas veces canto una canción sobre un andén de tren, un andén que lleva cien años viendo pasar un tren tras otro y él siempre queda quieto, inmóvil e inmutable día tras día, conociendo gente que nunca vuelve y otra que ve de vez en cuando, pero nadie se queda con él, nadie piensa en él, algunas veces da cobijo a quien pierde su tren pero siempre acaban marchándose en el próximo. Ese soy yo, soy el andén que ve pasar su tren todos los días pero cuando lo cojo siempre está vacío, después de unas horas viene mi parada pero siempre es el punto de partida. Y cuando esto pasa. Cuando todo esto ocurre la lluvia me pone triste, la gente me abraza y yo me pongo a llorar y quiero estar solo sin comprender que aunque no estoy solo siempre me siento así. Invisible, imperceptible e inexistente. A veces como una sombra, a veces como un andén de tren que ve como la vida coje un tren tras otro dejándome a mí atrás.

miércoles, abril 08, 2009

Llegó Abril.

Dos frases: “llega Abril” y “llámame, te quiero escuchar”. La primera pertenece a Don Miguel Ángel Ortega Lucas, un gran amigo y un gran escritor. La segunda pertenece a una canción de La Fuga que se titula “Por Verte Sonreír”. Si juntamos todo queda algo como llega abril, llámame, te quiero escuchar. Leí en la vela y el vendaval un post que me llenó de optimismo. A Elton se le ha ido la vena melancólica, a mí aún me queda para rato. A los pocos que me leéis y a los muchos que entráis miráis dos frases y pasáis a otra cosa, estamos en Abril. A mí hace tiempo que me robaron este mes a vosotros aún os queda esperanza, a mí aún me suena el despertador con una melodía triste y odiosa, pero es Abril con mayúsculas y a medida que me hago más mayor, que no más adulto, este mes se me hace más sombrío. 



Es primavera y parece que veo el mundo de otra manera, me paro en el verde, huele a flores y las mujeres despiden un olor diferente, será la química del organismo o será que yo quiero pensar que toda la magia de primavera es cierta, que el amor anda escondido por las esquinas buscando adolescentes despistados a los que abordar de una manera incontrolable. La primavera, tiempo de sol, tiempo de hermosas mujeres que sacan a relucir el brillo de sus piernas, tiempo para ir al parque a leer, tiempo para susurrar poemas al oído, de hacer el amor debajo de un olivo con la luna de testigo, de llenarse el ombligo de arena en una playa con la madrugada de carabina. 

Pero la primavera termina por irse y ¿el amor con ella? Qué pasa con los adolescentes, qué pasa con el calor insufrible en la sangre, qué ocurre con esa mujer que pasa por tu lado y te deja ese aroma de diosa griega en tu olfato necesitado de aromas en la almohada. Yo prefiero el invierno, prefiero las noches largas y los días cortos, prefiero que una mujer pase frío porque así puedo abusar de mis abrazos, aquellos que cada vez me cuesta más dar a cambio de nada, prefiero las mantas en la cama que el sudor de las sábanas. Prefiero Enero o Febrero antes que Abril. El invierno tiene la lluvia en los cristales y la nieve en los tejados, el chocolate caliente, la cocina de leña y el frío en los pies, te puedes perder en las noches de invierno, puedes querer y olvidar en invierno, que te pongan las manos frías en la cara y jugar con el vaho de la respiración, prefiero el invierno porque nada ocurre en invierno si tú no quieres que ocurra, en primavera el amor viene pero pronto se va, pero claro yo qué puedo saber sobre estos temas. 

Recuerda

Lo que diferencia al ser humano de cualquier otra especie son los recuerdos, el ser humano es el único que tiene en cuenta el pasado, lo utiliza para mejorar, lo conmemora, lo venera y hasta lo ama:

"Recuerda, recuerda aquellas noches de verano en las que saltaba tu balcón para dormir a tu lado, cuando la noche se volvía de un color malva y rosado y enterrábamos nuestros recuerdos bajo el mar cristalino y salado, y se reflejaba la luna en tus ojos tan negros con mi alma. Recuerda aquel paseo y aquella despedida, recuerda tu mano apretando la mía y la lágrima oscura que cayó recorriendo tu mejilla como tantas veces lo hicieron mis dedos durante aquel verano. Recuerda tu mirada detrás de aquella ventanilla, recuerda todo y nada, recuerda tu regazo caliente y como le levantamos la falda al cielo en una noche tan gris y tan opaca que ni nuestra respiración se transparentaba entre el aire cargado de sal, recuerda los acordes de mi guitarra y la armonía de tu voz cuando me cantabas aquello de al alba, amor mío al alba. Recuerda, tus manos blancas y aquel piano que no sonaba sino que hablaba, que nos hablaba de amor y de caprichos, de futuro y de presente. Recuerda cuando me dijiste adiós, cuando me diste el último beso, recuerda cuando dijiste que me querías y cuando yo sonreí por última vez, recuerda los versos de Neruda y las canciones de extremoduro, las cervezas al medio día y el brugal en la noche. Recuerda. Y ahora, después de tanto sin recordar apareces, para cantarme de nuevo aquello de al alba, para que te llene tus noches de cielos malvas y de versos de Neruda, ahora después de olvidar pretendes que recuerde pero el piando hace mucho que dejó de hablar y ahora sólo suena canciones de olvido, mi guitarra ya no toca acordes de verano y mi corazón hace ya mucho que no coge vacaciones porque hace mucho que se quedó en un invierno eterno. Y ahora pretendes que salte de nuevo tu balcón cuando te olvidaste de abrir la ventana para que entrara el aire con olor a sal. E enfrió tu regazo y se murió el capricho del amor y aunque aún suenan las canciones de extremo ya no suenan contigo. Pero siempre  puedes recordar, porque nada está perdido, siempre hay una puerta, una esperanza y un remedio, siempre puedes seguir recordando y dar un portazo a la verdad, porque puede ser que un día la realidad llame a tu puerta y te encuentre en camisón, con la cama desecha y el café en el fuego, y quizás la despedida deje de ser un error, el adiós deje de existir y todo fuera como si nunca hubiera pasado. 

domingo, abril 05, 2009

Ana


Hay muchos días en los que no puedo escribir, hay días que no sale nada de mí, que no ocurre nada o que simplemente la rutina me adormece la mente, la inspiración o cómo quiera que se llame el sitio de donde salen mis letras; pero entonces ocurre, ese momento mágico en el que sales del sopor, mejor dicho, en el que alguien inesperado te saca de él.

Ahí me encontraba, casi sólo, ensimismado en mi mundo, quizás pensaba en por qué no podía escribir o en lo aburrido que estaba y lo cansadas que habían sido estas últimas semanas, no distinguía las caras, solo unas luces, una mancha de colorido indescriptible y unas pupilas dilatadas que navegaban por mi mundo intrincado y a veces maravilloso, pero siempre solitario, y entonces la magia. En un segundo todo cambia y alguien se mete en tu mundo donde vas a olvidar para agarrarte bien fuerte y llevarte al suyo.

Entró como un huracán, devastándolo todo a su paso, arrasando mis defensas fortificadas a base de dolor y soledad, derribando muros impenetrables sin el menor esfuerzo y dentro de mi asombro veo su mechón de pelo ocultando uno de sus ojos y el otro visible, clavándose en mi subconsciente como una antorcha ardiendo, caliente y dolorosa, derrochando más belleza por aquel ojo de la que había en todo el lugar. Me vio, triste, sólo, casi derrumbado y me rescató, me acercó su mano, lo justo para poder oler a mezclas de tabaco y ron, el perfume del amor (para mí, claro). Alcé la mirada y me encontré con ella como quien se encuentra un cometa sobrevolando el cielo en una noche de verano calurosa y eterna, el mundo giró más deprisa y más deprisa, o quizás fue mi corazón el que se aceleró y de repente me dio la última estocada, me sonrío, sonrío como quien ve nacer a alguien, como quien se enamora por primera vez, como quien se despierta con el calor de un minúsculo rayito de sol en la mejilla, como quien abraza a alguien de madrugada, como quien roba un beso debajo de una farola en un día de lluvia, como quien… Los destellos de su sonrisa me encandilaron, y el brillo de sus ojos me calmaron y por primera vez en mucho tiempo no tuve nervios, el candor que emanaba me calmaban como un lexatín con vodka (esto va por ti pequeña), y me sentí feliz, con ella, por dos minutos de conversación, por unas risas que me devolvieron a la vida, por un chupito de Matusalén estupendo, por verte bailar y por un recuerdo que me acompañará durante mucho tiempo… Y ahora…Ahora como siempre a escribir, y a cada letra dolor… dolor de no haber preguntado más… de saber sólo un nombre en un mundo tan grande… y a seguir escribiendo pedacitos de mí… y a seguir buscando que alguien como tú aparezca… y que nunca más se valla… Y ahora a seguir escribiendo… tan solo con un nombre en un mundo tan grande…