domingo, mayo 30, 2010

Resumiendo...

Llega el calor, es en lo único que pienso, mejor dicho, en lo único que me apetece pensar. Pasan los días, días blancos y opacos en los que la pausa pasó, en los que la rutina acuciante del tiempo impasible no me dejar casi ni tomar aliento ¿ha vuelto la tristeza? Puede que sí… ya ni me lo planteo, dejé de hacerlo hace tiempo y decidí esperar…

Esperar a que el sol llegue, a que nada afecte, a que el color tiña mis ojos pequeñitos, a no fijarme en la gente, a odiar. Puede que sea duro pero sólo me queda resentimiento (es mentira) odiar al mundo es más fácil, aunque me queda mucho de aquella soledad que cubrió tantas tardes, tantos domingos con Ismael a la cabeza y sus paraísos desiertos en la retina de mi oído. Ahora que soy hombre (a veces pienso que es mentira), ahora que soy adulto por fin me siento como ese adolescente que vive enamorado de un ideal, de una historia o de un pasado imaginado.

Hace ya unas semanas que volví a levantar muros, llené el foso y afilé las espadas, todas mis defensas están activas y trabajando pero pago el precio de haberlas bajado, ahora no puedo dejar de mirar a los demás a los ojos, no puedo evitar escudriñar el pasado en unos iris que piden a gritos un abrazo, no puedo evitar que mi corazón se parta… por enésima vez… viendo como algo frágil se convierte en algo odioso… como algo hermoso se precipita al vacío, al desastre más obvio y todo lo hermoso, lo bello, lo encantador se destruirá por un no saber y unas manos teñidas de interés y no de amor. Se me parte el corazón de verlo…porque no quiero revivirlo… porque no quiero que nadie sea como soy yo y menos de gente a la que aprecio… “no quiero mirarte a los ojos y ver un espejo, no quiero que la nostalgia te ahogue, no quiero que te sientas sola, no quiero… simplemente no quiero”

Seguramente todo sea un renuncio. Seguramente pronto todo volverá a ser como antes, y volveré a cegarme con unos ojos inmensos o con alguna melena hondeando al viento o unas piernas brillantes, seguramente pronto volveré al redil, a soñar con el amor, a los versos de Mario o de Félix, a buscar tesoros en las catacumbas olvidadas que hay en mi corazón, a abrirme el pecho en las noches de lluvia buscando el amor de alguna huésped de paso, a quedarme prendado de pieles morenas, de ojos azules, de melenas rubias (aunque por mi experiencia el amarillo tiene mucho peligro) a unas manos ardientes o unos pies fríos, a que mi cama se me vuelva a hacer grande como un océano, a que mi caballo de cartón vuelva a volar, a que la sangre me arda con una mirada y las entrañas se me congelen con una caricia, volveré a soñar, a buscar farolas rotas y portales oscuros, a vender poemas en el parque para jóvenes enamorados, a buscar el santo grial... en fin a todo lo que soy, y puede que llegue ese día en el que vuelva a bajar los muros, en el que vuelva a perder las defensas y quizás tenga que volver a pagar el precio o puede que no tenga que volver a levantarlas nuca más…