domingo, septiembre 15, 2013

Una Mirada Hecha Viento

Esta historia empieza como todas las demás. Puede que inventada, puede que soñada, puede que sea algún rescoldo de una llamada ya extinta o puede que solo sea…

Oscuridad. Repentina oscuridad, desorientado, perdido en algún lugar. Me encontraba auxiliado al azar, transportado del mundo real hacia algún lugar sin nombre, a solas, sin entorno ni paisajes, solo oscuridad. En un segundo el ostracismo cambió a luz, abrió un claro sobre el techo negro y un halo de luz brillante y diáfana atravesó como un puñal la estancia hasta iluminar un pequeño círculo delante de mí. La luz era tan clara que me cegó por unos instantes y cuando cesaron los destellos ahí estabas.

Una música comenzó a sonar y levemente comenzaste a bailar acompañando acordes como el mundo acompaña a la vida, tu mirada estaba en mí. El cabello más negro que había visto nunca te caía sobre los hombros, tu rostro permanecía inmaculado, blanco y los labios que el diablo te dio empezaron a moverse. Rojos, como el infierno envuelto en llamas dibujando un corazón, labios que cantaban en una batalla entre ángeles y caídos, tu mirada de un azul atronador se hizo viento y me envolvió con frío y calor, aire abigarrado, violento y cariñoso; se hizo viento y todo se volvió nítido.

La música sonaba y el tiempo jugueteaba con tus pestañas, cantabas y yo… estaba parado vestido de blanco, había flores, el cielo se creó de luces, girabas y girabas agarrando tu vestido, desnudándote en cada mirada con la dulzura que no existe en las palabras. Dejaste de girar y te acercaste hasta mí, tan cerca que tu boca me volvió a cegar y tu mirada se volvió a hacer viento, un cierzo apasionado y candente que soltó la cinta de tu pelo y la oscuridad volvió a caer hasta lo más hondo de mi corazón. Tu cinta ató mi alma a tu cuerpo y la música seguía sonando, me abrazabas y tu cintura me abrasaba la piel. Bailábamos entre la guerra y una tormenta llena de flores, aromas, y luces. Alma de colores. Tus ojos eran el cielo y  tus labios el abismo, tu cabello la oscuridad de tanta noche y mi incredulidad era el día al que no deseaba volver, entonces, tu mirada se volvió viento una vez más.


El viento me rodeaba con sus brazos y todo fluía en un mundo donde no existían la luna o el sol. Exterminabas mis demonios solo con el aroma de tu nuca, expiaste mis pecados en un solo abrazo y mientras mi alma seguía atada a ti, casi palpando la felicidad, cesó el aire, sonreíste y el azul de tus ojos me dijo adiós, caminabas hacia el halo de luz tan hermosa como cuando apareciste, tus labios dejaron de cantar y tu cuerpo dejo de bailar. Mi piel ya te añoraba y solo estabas a unos metros, te quedaste inmóvil mirándome, la música dejo de sonar, mi alma regresó a mí y simplemente volvió la oscuridad.

viernes, septiembre 06, 2013

Sonetos de Recuerdos

Hallé, el lugar donde calla el viento,
encontré montañas de negra plata,
brunas las entrañas, carbón que mata.
Minerías de corazón mugriento.

No perdí la vida, creí en la brisa,
que antaño fue tempestad, un vendaval,
prescindí de mi alma sin dejar aval
para tu boca, cierzo en tu sonrisa.

Perecí y Amanda ya no me recuerda
cerca de la playa, una luz ciega
me enseñó un paisaje que no concuerda.

Regresé a mi montaña, solariega:
noble atalaya, no dejes que pierda
el descanso que tanto se me niega.

miércoles, septiembre 04, 2013

Autocompasión y enfrentamiento

Tan cierto como falso son aquellos momentos tan oscuros como claros. Es fácil decir que lo qué nos ocurre sucede por algún motivo, algún azar misterioso que juega con nosotros sin miramientos o algún dios descontrolado y algo cabrón que se entretiene utilizándonos como fichas de una partida que sólo encuentra descanso cuando dormimos. Pero lo cierto, a mi entender, es que no hay más dios que nuestra propia conciencia, nosotros creamos nuestros miedos, nuestros pesares, las dudas, la inseguridad y, por supuesto, nuestra infelicidad. Yo no sé cual es el camino a seguir, tampoco pretendo con estas palabras ser guía de nadie, tan sólo exponer una opinión que trasciende solamente más allá de mis hechos y en consecuencia de mi propia existencia.
Al final todo se resume en hechos, aquello que se puede controlar, a todos nos hubiera gustado ser más de otra manera, quizás más guapos, tener más dinero, un trabajo mejor, que la mujer perfecta se hubiera enamorado de nosotros, etc. En resumen todo aquello que no es controlable por nosotros mismos. He perdido gran parte de mi vida en aquellas cosas que no son controlables y he dado de lado aquellas que si puedo controlar y son éstas últimas las que en realidad me han hecho infeliz durante mucho tiempo. La idea básica está en que aquello que no puedes controlar simplemente ocurre, puedes hacer piruetas en el aire y seguirán ocurriendo, es lógico que te resulten motivo de infelicidad o tristeza pero siempre desde el punto de mira de los sentimientos, es decir, algo que se siente no algo que defina tu estado emocional. Por el contrario, si algo que es perfectamente controlable por nosotros, quizás un examen por poner un ejemplo, el peso que conlleva haber fracasado en algo en el que el éxito dependía de nuestra mano es sobrecogedor.
A lo largo de toda mi vida me he preguntado muchas veces cuál es el secreto de la felicidad y la única respuesta coherente que he encontrado es que no hay ninguno. Esta verdad absoluta es tan aplastante como que la mayoría de las personas suele confundir infelicidad con tristeza. Sentir tristeza no es malo es como sentir amor, odio, dolor, es un sentimiento, ni más ni menos. El problema es cuando la tristeza deja de ser un sentimiento para convertirse en la nota predominante de tu vida.
Cuando esto ocurre sólo hay dos soluciones: autocompasión y enfrentamiento. Si recurrimos a la primera podemos caer en un bucle sin fin con el riesgo de no salir nunca, la autocompasión nos da ese placer oculto de ver en el mundo cientos de culpables a nuestra situación dejando a un lado la idea verdadera de que lo único que es culpa nuestra es no controlar todo aquello que podemos controlar. El enfrentamiento, en cambio, requiere fuerza y valentía, dos palabras que no se deben tomar a la ligera. La idea del enfrentamiento consiste en afrontar todo aquello que nos da miedo, ya se que es un principio básico de la psicología, y ello aún le da más valor.
Si se quiere mejorar hay que enfrentar, asumir consecuencias, posiblemente tocar fondo, reconocer miedos, y después de todo esto hay que levantarse, cambiar todo aquello de las cosas que está en nuestra mano cambiar porque aquellas que no están nuestra mano sólo podemos aceptarlas tal y como son. La cuestión es ¿qué cosas puedes controlar y que cosas no?

martes, septiembre 03, 2013

Nana de Sirena


- A la nanita nana, nanita ea,
mi niño tiene sueño, bendito sea-.

Cantaba el anochecer con música de estrella,
adormecida                             adormecía
a la noche inquieta en el hueco de su pecho
un niño de arena y espuma nacido de la resaca
que sonriente jugaba con su techo de luna;
y palabra por palabra
 sus ojos eriazos
vírgenes del mundo
somnolientos se aturdían:
mi niño tiene sueño,
 bendito sea
mi niño tiene sueño,
 bendito sea.

Cantaba el anochecer a la inmensidad
de un mar naufrago de padre
a la nanita nana, nanita ea”
resonando en su regazo la paz completa
y tras su espalda todo el cierzo
atrapado en estelas de frío
(para su cuerpo: el hielo, para su niño: el calor).

Cantaba el anochecer con música de estrella,
mecida                                     mecía
al fruto de su vientre con su canto de sirena,
titilaba el cielo:
 bendito sea.

Titilaba el cielo y azuzaba el mar
en noche de nana y caricias de marea
entre olas de llamaradas y tallo de sargazo.
“No temas mi niño” y el niño no temía.
Arropado por el manto de su abrazo
sonaba el mar sobre el faro encendido
mientras su piel hecha de playa
recordaba la viudez en el oleaje:
A la nana nanita ea…                                               
- Mi niño chiquito no tiene cuna
Su padre que es carpintero

 le va a hacer una-.