viernes, julio 03, 2009

Miro

Mirarte,
a veces, es como mirar una gran luna blanca,
como ver una gran media luna que,
a veces, por un lado muestra su esplendor claro y su belleza iluminada, luna creciente, tan diáfana y esplendida; es como mirar tu rostro, es como imaginar tu sonrisa antes de que sonrías, soñar con una mirada tuya antes de que me mires con los ojos afables que nunca me pertenecerán, tu gesto con el labio que me emboba sin quererlo hasta que por un momento, incluso, espero que aparezcan dos enormes alas blancas de tu espalda como un ángel hermoso que escapa por la ventana dejando un silencio tranquilizador en el ambiente.

Mirarte, casi siempre, es como mirar la otra parte de la media luna, luna menguante, oscura y misteriosa, rodeada de tu cabello negro, sedoso e indomable, adormecido sobre tu seno ardiente y tu regazo acogedor. A veces, te miro y me siento seguro, y otras, te miro y me siento perdido, pero siempre vuelvo a ti. Es mirarte y escuchar a Gardel al son de tu latido, tu andar, tu serenidad y verte bailar, como una estrella en el universo que siempre destaca.

Mirarte, siempre, es como mirar la noche estrellada con sus miles de lunas y sus contadas estrellas, como encontrar una nube blanca en un cielo negro, y a pesar de no escuchar tu voz, de no compartir mi tiempo me basta con mirarte, me sobra con el milagro de contemplarte de vez en cuando, porque contigo la vida tiene otro sentido, cada aliento, cada segundo que paso admirando tu enorme belleza es felicidad que se adhiere a mi ser y a mi piel.

Mirarte, a veces, casi siempre y siempre, es como la voz de mudo o la mirada del ciego, es como si el imposible se hiciera presente, es como si la poesía cobrará vida en ti, simplemente es como mirar una luna grande y hermosa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Simplemente, precioso!!

Daniel Díaz dijo...

Gracias