que a morir vienes a tierras perdidas,
juegas, reina y bruja, a abrirme heridas,
en la alcoba de mi cuerpo inmaduro.
Plañidera de tu llanto oscuro,
que enlazas a mis manos malheridas,
tiernas de abrazarte una mil vidas.
nocturna y bella empapada en cianuro.
Prostituta del devenir cansado,
de hielo eres si tus labios enciendo
con ósculos de loco enajenado.
Mala niña, tu ríes y yo muriendo,
con ojos de odio y triste enamorado,
con mi querer terco, seguiré sufriendo.
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