jueves, enero 08, 2009

La Chica Que Tenía Un Gato Con Nombre De Perro.

Dice mi amigo el periodista en unos de sus post que se puede, que se pueden tener todas las canciones del mundo en la cabeza, casi estoy de acuerdo, pero y cuando no se puede, por que aveces sólo lo intentamos, aveces  no podemos y cuando eso sucede que pasa con el "se puede", ahora mismo cae la nieve en Cieza y me acuerdo, de aquellas manos, aquella mujer, sí: es vértigo que el mundo pare, pero ay!! viejo amigo Miguel, y sí, te llamo Miguel, nada de canalla, nada de viejo corsario, nada de Elton, por que ya eres Miguel y pronto don Miguel, porque ya somos hombres mi querido amigo, que pasa cada vez que quisimos y no pudimos acordarnos de aquella canción, por que no olvides que eso pasa, hablo de una canción? o vuelvo, quizás, a hablar de mujeres? qué pasa? ya no recuerdo cual era la canción, recuerdo el grupo de percusión la otra noche, recuerdo la música pero no recuerdo la letra, tal vez, por que la escribió una eterna mujer que bailaba sola en mi mente, dibujando deseo y lujuria en mi entrepierna y en mi alma, tal vez por que ni sabi ni silvio ni siquiera mi  gran Ismael (y a éste le pongo la mayúscula) podrían haber descrito la belleza de aquella mujer con sus etéreos rizos callendo hacia el pecho, con un escote tan maravilloso que me olvidé de sus ojos por un instante, y con una alegría, joder don Miguel (lo ves, pronto venía el Don) lo iluminaba todo, contagiaba todo, lo enamoraba todo, y no recuerdo la canción, tan sólo, que era la mujer que tenía un gato con nombre de perro. Qué triste ¿Verdad?

Pues eso es lo que pasa cuando no se puede, queda la tristeza y el inherente derecho a olvidar para intentar ser un poco más feliz, así que,  este brindis es por ti, este brindis es por nosotros, este brindis es por el pudo ser y no fue, por el verbo querer y no poder, por la impotencia de mis manos y la potencia de mi mente, por los recuerdos (quemados o no), por las mujeres (para que no se acaben) por ti, por Carlos, por Juan, por tu maestro armero y Rita la cantaora, por Isma, por tu guitarra, por el gol de Zidane, por Torres contra Alemania, por el abuelo zapatones, por Zp, por las noches con buenafuente, por Pedro Reyes (of course), por la vida que nos ha tocado vivir, por el niño melón, por la empanadilla de Mostoles, por Casillas, por la teta de Sabrina y los posados de la Obregón, por la puerta del Mississippi, por Diego Tortosa, por Ana, por Vero, por aquellas que pudieron ser, por todas las que fueron y todas las que serán, por el Sexto sentido, por cine de barrio, por la Hierba (también of course), por tu whisky y mi brugal, por la Carla Bruni, por la Pataky y la Pilar Rubio, por la pajilla de media noche, por mi primer beso y mi primer kiki, por mi perra Laika, por mi renault 21, y por los ojos que me dio Dios para poder ver lo asombroso de este mundo. 
Y que siga el vertigo, y que el mundo no pare, porque para todo lo demás, para los momentos malos, siempre me quedará Un Paseo Para Recordar, y mi Jaimie Sullivan con su Landon Carter:

2 comentarios:

Miguel A. Ortega Lucas dijo...

:)

Cabrón, amigo, hermano en armas, Dani (nada de Cuervo, nada de Ismael siquiera). No sabes la hoguera que me acabas de encender, aquí, en medio del viento más frío de la nieve del Norte. También nieve en Cieza. También nieve, supongo, en Madrí

El Vértigo, el Recuerdo. Y Aquellas Manos. Y Aquella Mujer. ¿Somos hombres, ya? Tan pronto? No sabría decirte. No sabría decirte. Aquí estamos, aún -no sé si en la puerta del Mississippi, pero no muy lejos: tampoco sabría decirte: yo no sé-. Aquí estamos, aún. Y yo también brindo por ti. Por lo que pudo ser, por lo que no es, por lo que quizá sea. Pero sobre todo por lo que sí que es y que fue. Sigue el Vértigo, pero yo brindo por ti, por los dos

Sigue el Vértigo, viejo amigo, pero recuerda: se puede. Se puede


Gracias

Anónimo dijo...

Una pelicula preciosa.