lunes, febrero 16, 2009

El aniversario. Parte final.

Ya ha pasado, ya es el día siguiente al aniversario, es día dieciséis, ayer fue mi aniversario, ayer hizo exactamente un año, un año de pulcritud, un año de ser buena persona, trescientos sesenta y cinco días de reencontrarme a mí mismo, de la búsqueda personal, de conocimiento interno, de ser lo más perfecto que puedo llegar a ser, y sobre todo, de vivir. Ayer hizo un año que empecé a vivir, a sentir como la vida me azota el rostro con toda su belleza, latigazo tras latigazo; y aunque, aún hay días que recuerdo a aquella persona que era antes, ahora soy diferente. Es cierto que aún guardo muchas cosas de aquella época, y no todas malas, pero sí guardo mi tristeza en su eterna caja de cristal, guardo mi corazón solitario en su urna de plomo pero ahora con el cierre abierto esperando a que alguien lo abra, guardo la ventana de los días de lluvia con su espejo manchado por las gotas que flotan en el aire. Y, a pesar, de seguir sintiéndome casi todo el tiempo muy sólo, hay momentos que ahora disfruto, disfruto de mis nuevos recuerdos, recuerdos que ya no necesito quemar, disfruto de los nuevos amigos y de los viejos, pero sobre todo, tengo olvido, un olvido que ya no me despedaza el corazón, y que ni siquiera me roza de dolor. Ayer fue el día y lo único cierto, es que ese día pasó, se fue igual que se ira hoy, y que se irá mañana, y a pesar, de que no he podido, ni quiero, deshacerme de Ismael y que muchas veces vivo sumergido en la desidia de mi propio onanismo mental, ya no te recuerdo.

Este será mi último post para la arpía con dotes de curación, porque del amor me hiciste saltar al odio, del odio al dolor, del dolor al olvido, y de éste a la más pura indiferencia. Adiós. Queda completado mi luto. Queda mi conciencia tranquila, a pesar de que te llevaste lo único que nunca quise darte, pero en fin, aunque nunca te lo dije, está usted perdonada señora, espero que tú sepas perdonarme también a mí; y como dice el capullo, pero gran amigo, del corsario belga: la vida echará un día abajo mi puerta, y ese día estaré preparado. Así que se cierra un ciclo. Cerramos una etapa y una etiqueta en este blog que casi nadie, y lo digo con orgullo, que casi nadie lee. Se cierra la etiqueta de los antiguos recuerdos, este será su último post. Y en el siguiente post explicaré la nueva etapa. Gracias a todos. A los que estáis y a los que no. Y gracias a la arpía curandera, gracias pequeña por irte.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Encontre tu blog por casualidad, y la verdad me gusta leerte,aunque no entiendia que si habias quemado tus recuerdos porque seguias viviendo de las cenizas.Espero que sea verdad,que empieces una nueva vida, que no sigas anclado en el pasado,y que aunque seamos pocos los que te leemos nos gusta hacerlo. Un saludo desde el norte.

Daniel Díaz dijo...

nunca he vivido en las cenizas, queme los recuerdos para poder olvidar, la verdad es que ha sido mi mejor terapia, mi nueva vida empezó hace un año, es lo que celebro ahora, gracias por leerme y muchos saludos desde el sur, para lo demas por ahi esta mi correo electronico

Anónimo dijo...

yo tmbn lo e leido... no todo porque no he tenido tiempo aun. pero lo leere trankilo.una amiga que no acemuch que teconoce pero qe te aprecia.
adivinaras algun dia qien soy???
mucho besos