sábado, octubre 18, 2008

Crisis, parados,la bolsa y un tango a media luz

Corren tiempos de crisis, cuando las inmobiliarias americanas acaban de derrumbar las bolsas de medio mundo, y los telediarios nos invaden con términos técnicos que ninguno entendemos. Cuando los grandes gobiernos europeos no paran de inyectar entre comillas a los bancos de toda Europa y lo único que nosotros sabemos es que cada día las hipotecas suben y suben como si el cielo no tuviera fin, que trabajadores a montones se quedan sin trabajo (cuatro mil de Renault, otros tantos de seat), que montones de parados se agolpan en las oficinas del ahora llamado sec o sed, no lo sé bien; y que se han bajado los sueldos y hay familias que se lían la manta a la cabeza con tal de no perder lo poco que tienen auque perezcan en el intento; y más, cuando en nuestra casa, el barbas le dice al cejas que no hace nada y el cejas le dice al barbas que no ayuda al gobierno; y yo me pregunto ¿qué coño pasa con el amor en los tiempos del cólera?, o debería decir “el amor en los tiempos de crisis”. Difícil pensar en esa cosa tan rara y oscura como es el amor cuando a tus hijos les falta el pan, y parafraseando al canalla de Eltón deberíamos “preguntar a Rita la cantaora y al maestro armero” y a su puñetera madre (eso lo digo yo). Pero en fin, volviendo al tema que nos atañe, que pasa con el amor, con esa palabra tan murciana: , que pijo pasa con el puñetero amor (otra vez palabras mías). Hace poco me dijeron que me estaba haciendo viejo y yo conteste: que no me resistía a seguir siendo un idealista y un romántico, de ahí que me pregunto ¿qué pasa con el amor?. Aún me imagino alguno de aquellos barrios marginales de algún lugar de Argentina (supongo que aún existirán porque nunca he estado allí, aunque me gustaría), en alguna casa pobre y barriobajera una parejita de cuarenta o cincuenta años bajo una luz tenue y acogedora seguirá bailando un tango al son de “una tarde a media luz” creo que de Gardel, ajenos a todo esta vorágine que nos desdeña, para terminar profesándose amor eterno, y acabar en un beso que ya dura unos cincuenta años. Y pensar eso me da ánimos para seguir viviendo

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