jueves, octubre 23, 2008

Me engañaste por Sabina

Aún recuerdo las noches que me cantabas aquello de <> que bien me engañaste con Sabi para buscar algo de amor entre las sabanas sudadas, y aunque mi sol ya no sé acueste a las siete, aún busco lunas a las que levantar la falda. Y ya no quiero amores civilizados ni recibos, y aunque tú, mi princesa de la boca de fresa, ya te has buscado otro perro que te ladre, no siento nada por ti ni tu cariño de saldo, y ahora, a mi vejez viruelas... Ya no hago músculos de cinco a seis,pruebo los licores del placer mientras no queda un recuerdo vivo de ti, he logrado kemarlos todos, así que perdiendo mi vacuna contra el azar, ahora me dan las diez, y las once y las doce y las dos y la una mirando las pastillas para no soñar y disfrutando de una vida tan plena que nunca viviré cien años, sin necesidad de medicuchos que me curen el alma, por que contigo nunca hubieran noches de boda, y mis 19 días fueron malos pero las 500 noches que llevo sin ti han sido lo mejor que me ha pasado nunca.

Así que me engañaste por Sabina, por que tú eres la peligrosa rubia de bote que en el relicario de tu escote perfumaste mi juventud pero de mala manera, y tan sólo arrepentir de una cosa, flor de lis de las peluqueras, y es de aquello que te llevaste en lo alto de mi tejado y que ya nunca volverá al ser yo sólo un ave de paso, y sin embargo, cada vez que oigo tu misera voz me vuelvo a repetir peor para el sol porque no sabe donde mete la cabeza, así que se acabaron los amores y que vengan las flores de un día que no duraban que no dolían que te besaban que se perdían, y adiós dama de noche, no volverás nunca al asiento de atrás de mi coche a preguntarme si te quería por que no te quiero. Volveré con mi primo el nano a sondear las noches, en busca de Justin, Marilyn, a Jimena, a Marylin, a la Matajari, a la Magdalena, Lúa, Fátima y Salome, y nadie me volverá a robar mi mes de abril, porque ya no lo guardo en tu cajón, ahora ya lo llevo encima y me late. Y por terminar con Robe, no te preocupes por los besos que me debes que la cajita donde los guardaba ya la tiré hace tiempo en el escote de una rubia borracha. Y ahora es cuando empiezo a ser Peter Pan pero lo siento mucho rubia de bote, tú nunca has sido Wendy, aunque pensarás que la primavera duraba un segundo.

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