jueves, octubre 02, 2008

La noche ke nunka okurrio (parte II)



No sé bien que haría después de pasear, tal vez una cena romántica, con velas, violines, luz de luna, un poco de cielo y mucho de locura, un vino rosado como tus mejillas y una declaración de amor, tal como que eres mi religión y me consumo cuando no te toco, que me desprecio sino te beso y me pierdo dentro de ti siempre que me recuesto en tu regazo naufragando en el dolor de tu ausencia. Y paso a paso me introduzco dentro de ti hasta ser sólo mientras me abrazas con el candor del que me enamoré. Pero la vida es así, dura y mentirosa.

 

Dónde estarás, donde estará mi batalla particular, por donde queda el camino del recuerdo, tal vez si esa noche hubiera existido, tal vez si le hubiera jurado amor eterno, y hubieran caído mis palabras como agua del cielo dentro de su mente, tal vez, no me tocaría perder. Ahora quizás ella se pondrá su vestido rojo, se peinará su cabello eternamente ondulado, se pondrá rimel, algo de carmín, se mirará al espejo y suspirará mientras otro la espera en la puerta con la misma mirada en los ojos que yo tenía. Mientras yo aquí quedo, con mi botella de ron y mi cenicero roto, aquel cenicero que me regaló, mirando al cielo y pensativo escuchando en mi mente los violines de nuestra cena romántica, y casi sintiendo el roce de tu piel lascivo y adolescente, mientras una pena honda y grande me embarga el corazón y las ganas de vivir…

to be continued...

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