lunes, marzo 09, 2009

Soñar, despertar y desear olvidar.


Nace el día, se muere la noche y con ella el sueño. Queda el recuerdo de lo vivido en la nocturnidad de mi cama, me desperezo, la sed me aprieta la garganta y al dar la vuelta el olor de otro cuerpo en el colchón atenaza mi olfato. Toco la almohada y anda sudada, me incorporo y un suave mareo me hace girar en sentido contrario al mundo y, entonces, aparece como un rayo, un impulso eléctrico que azota mis neuronas con violencia y vuelve el recuerdo de un sueño tenido. Se unen mi consciencia con mi subconsciente, mi mente se hace una con la realidad y lo irreal, y mi corazón se desangra como si le hubieran clavado miles de agujas una detrás de otra. Soñé contigo, con tus pequeños ojos marrones mirándome en lo alto de una montaña, vi tus manos rozándome el cuello en un desierto donde no hacía calor, y la arena era fría. Me besaste en un glaciar con nieve azul y verde, y que olía chocolate; vagaba por el sueño corriendo detrás de ti pero siempre escapabas de mí, pasabas de bosques amarillos a océanos salados de agua roja, saltabas por la luna de un lado a otro susurrando mi nombre mientras yo sentía como me ahogaba sin aire. De pronto aparecíamos en Roma sin coliseo, en París sin su torre o en Venecia con carreteras, sin agua, sin canales. Veía a través de ti, la trasparencia de tu vestido, y mientras mi amor se desagarraba de mi piel con un dolor insoportable te quedaste quieta. Inmóvil, imperecedera, hermosa, bella, inagotable y linda, y en un segundo dijiste adiós. Un adiós que fue como un alud de sentimientos que me sepultaron bajo una capa de nieve ardiente y dolorosa; y desperté.
Reconocí el olor en mi cama era el tuyo; reconocí tus ojos en el sueño eran los tuyos; reconocí todo lo que me llevaba a ti, y al terminar de recordar quise olvidar, porque sabía que todo había terminado sin tan siquiera empezar; quise olvidar que no quemar, el recuerdo de aquel sueño tan triste como hermoso, quise borrarte del mundo y encerrarte en mis sueños, así quizás ya no me volvería a sentir tan sólo, quizás le hubieras dado una triste oportunidad a mi viejo y magullado corazón, quizás te hubiera enseñado a sentir cosas que sólo yo puedo ver, cosas que yo sólo puedo sentir, quizás te hubiera enseñado a volar sin caerte o, quizás, te hubiera enseñado mi lugar secreto, te hubiera mostrado mi playa y las rocas donde viven los cangrejos y cuando golpea el mar es como si las nubes dijeran tu nombre. Pero. Siempre pero. Pero no habrá playa, ni habrá oportunidad, ni madrugadas en tus labios, ni ojos pequeños, ni olor en mi colchón ni habrá nada, tan sólo quedará éste sueño y el deseo de querer olvidarlo.


"El amor es la piedra que Sisifo empuja, el mundo el cascabel de un gato asustado, nadie nos avisó que amar es doler que crecer es aprender que para regresar y para casi todo es tarde y aquello que no fue nuestro más leal amante..."

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